Lost in Translation
“Entre más sabes quién eres y lo que quieres. Hay menos cosas que te preocupan.”
Bob Harris, un actor que se encuentra en la mediana edad reside en un hotel de Tokio mientras graba allá. En el mismo hotel está Charlotte, la esposa de un fotógrafo que suele estar gran parte del día trabajando. Ambos pese a venir de contextos diferentes, los une el mismo sentimiento de soledad y monotonía en sus vidas. Sin embargo, al conocerse, se adentrarán en aquella desconocida cultura que los rodea mientras se descubren a sí mismos internamente.
Sofia Coppola destaca por profundizar mucho en la psicología de sus personajes, sobre todo en su lado más frágil. Es por esto que en obras como Marie Antoinette y The Virgins Suicide Club logramos empatizar con las protagonistas a través de su vulnerabilidad. En Lost The Translation, vemos esto desde dos perspectivas; la de una persona que apenas empieza a vivir y otra que ya ha vivido bastante. Son dos perspectivas que pese a ser distintas, logran entenderse y complementarse a lo largo de la película.
Ambos están pasando por una crisis; Charlotte no sabe qué hacer con su vida, mientras que Bob está cansado de la suya. Y es acá que el trabajo de Sofia Coppola reluce; tanto la química como las personalidades de los dos son muy verosímiles. Todas las personas pasan por un momento donde se ven sin rumbo en sus vidas, y acá se logra, sin una cantidad excesiva de dialogo; entender y empatizar con Charlotte y Bob. Un momento en especial donde reluce esto es en la secuencia del final, donde los dos se despiden y Bob le susurra palabras incomprensibles. Pero, aun así, a través de sus acciones y expresiones en pantalla podemos comprender la emoción que le producen a ella. En una relación que pese a no establecerse con palabras si es romántica o amistosa, podemos ver la afinidad entre ambos.
Otro rasgo destacable de la película es como el escenario es un elemento relevante en el argumento. Tokio llena de vida la pantalla, tanto con sus llamativos colores como sus luminosos carteles que logran hacer un paralelo entre el ánimo apagado de nuestros protagonistas. Sin embargo, a su vez hay lugares de calma acompañados de tonalidades más suaves en la ciudad donde Charlotte y Bob se encuentran con sus inseguridades. Un ejemplo de esto es cuando Charlotte visita un templo donde están meditando, y después de esto le manifiesta a su madre por teléfono lo mal que se sintió al darse cuenta de que no sentía nada. En este aspecto, otro rasgo destacable es el clima nublado que enfatizan en contraste entre el sentimiento de los protagonistas y el que transmite el ambiente. Probablemente con otra ciudad no hubiese sido tan profundo como con Tokio. Esta es acompañada por melodías calmadas que nos logra poner en el contexto de verse sumergido una ciudad tan grande y con una cultura tan distinta como lo es Tokio. Y en escenas como el karaoke, donde las canciones son más energéticas, nos refuerza el hecho de que estamos en una ciudad.
Lost The Traslation es el retrato de los momentos de angustia y de confusión por los que pasan las personas en alguna etapa de sus vidas. Tanto en Charlotte como en Bob podemos ver esto y sentirnos identificados. Y esto es lo que hace tan aclamada a la película; la manera en cómo nos muestran a los dos es tan cercana a la realidad que nos crea un vínculo emocional que logra hacer que viajemos por Tokio también.
Dirección y guion: Sofia Coppola.
Productores: Ross Katz, Sofía Coppola y Francis Ford Coppola.
Música: Kevin Shields.
Fotografía: Lance Acord.
Editor: Sarah Flack.
Gabriela Salinas M.
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